El grupo de investigación TIDOP de la USAL desarrolla una plataforma web para optimizar los tiempos de rescate en accidentes de tráfico.
El prototipo TagForRescue permite «mejorar los tiempos de asistencia de los servicios de emergencia en accidentes de tráfico frente a los procedimientos empleados en el rescate de víctimas atrapadas en los vehículos involucrados», expone Diego González Aguilera, director del reconocido grupo de investigación TIDOP adscrito a la Escuela Politécnica Superior de Ávila de la Universidad de Salamanca (USAL), antes de comentar que los 60 minutos posteriores son «cruciales» en cuanto a atención médica para mantener con vida a una persona o minimizar sus lesiones.
Plantea un sistema que lee códigos QR, en los que se recoge información técnica relativa al vehículo y datos sanitarios de los ocupantes, siendo esta última «la más controvertida». Es información confidencial, de modo que han creado una plataforma abierta para que el usuario decida la información que quiere hacer pública en caso de accidente. Otra dificultad que encuentran los encargados de leer los códigos QR es identificar a cada uno de los heridos de manera correcta. La fórmula por la que han optado estos investigadores abulenses es recoger los historiales del conductor y los pasajeros habituales. Estos códigos están colocados de forma estratégica, según las directrices de los expertos en estas tareas, para que, al menos, uno de ellos se pueda leer mediante un «protocolo de encriptación específica» para que sólo puedan descifrar estos módulos los servicios sanitarios y las fuerzas de rescate. A la hora de confeccionar el desarrollo tecnológico, cuenta González Aguilera, que han tomado como guía las hojas de rescate que tienen todas las marcas de coches de los diferentes modelos que comercializan.
Y es que, según recalca González Aguilera, la rapidez de la intervención y la toma de decisiones son fundamentales. Al respecto, destaca que hay estudios que muestran que una reducción de 10 minutos en el tiempo de respuesta médica puede disminuir en un tercio la probabilidad de muerte de una víctima en el siniestro de un automóvil. Por ello, TagForRescue puede ser «de vital importancia».
La herramienta se diseñó para el sistema operativo iOS de iPhone, pero puede ser «extrapolable» a cualquier otro lenguaje. Surgió, tal y como recuerda, a raíz de la tesis doctoral de Alejandro Morales. En ella puso de manifiesto el incremento de la presencia de los bomberos en los accidentes de tráfico, porque los nuevos vehículos salvaguardan más vidas que antes por su propio diseño y sus medios activos y pasivos de seguridad pero, al mismo tiempo, la deformidad que adquieren provoca una mayor complejidad para el rescate.
Para González Aguilera, la mayor innovación del proyecto no radica en la tecnología –»basada en tecnología web que ya existe», precisa– sino en hacer que los tiempos de rescate sean «más eficientes». Además, el sistema hace que la intervención «no sea tan hermética, con unos pasos tan cerrados que exigen su tiempo».
Ahora mismo sólo es un prototipo, no obstante, están en conversaciones con posibles clientes para que llegue a materializarse. El modelo de negocio «ideal» sería a través de aseguradoras y concesionarios de coches que quieran incorporar este «sello de calidad» a sus servicios. La cuestión es que, tal y como reconoce, no es tan sencillo como parece.
En primer lugar, el catedrático de la USAL dice que aún teniendo empresas interesadas, tendría que formar parte de la iniciativa la propia Dirección General de Tráfico (DGT). De esta forma, se podría dotar a todos los equipos de rescate de los medios tecnológicos necesarios. Hay que tener en cuenta que cualquier municipio de más de 20.000 habitantes tiene parque de Bomberos. «No sería costoso, ya que con una tableta o un móvil se podría solucionar», indica.
El director del reconocido y consolidado grupo de investigación TIDOP de la Universidad de Salamanca asegura que «no es inédito». Algunas marcas de alta gama ofrecen herramientas parecidas, pero con matices. Sin embargo, el aporte más importante, a su juicio, es el de nuevas características de los vehículos y nuevas situaciones que se pueden dar con los coches híbridos, como dónde están colocadas las baterías –»un dato muy interesante para evitar electrocuciones»–, la presencia de nuevos materiales que no permiten cortar las diferentes partes, si es diésel o gasolina… «Con toda esa información los bomberos saben a qué coche se enfrentan». Y va más allá: se puede preparar la operación desde que salen de la estación si los compañeros que están en el lugar de los hechos les envían el código QR.
Diego González Aguilera declara que TagForRescue se puede extender a vehículos especiales, de mercancías peligrosas, camiones… donde el protocolo de rescate es «complicado» y conocer esta información ayudaría «mucho», puntualiza.
Las cifras confirman su utilidad. Según datos oficiales recogidos por la DGT en su balance de siniestralidad de 2017, el parque de automóviles en España creció en más de un millón de unidades en los últimos diez años contando todas las categorías de vehículos. En concreto, durante el pasado año se observó un incremento de 780.423 unidades en el total respecto al ejercicio anterior.
Además, en 2017 el censo de conductores que mantiene la Dirección General de Tráfico alcanzó los 26.649.453 conductores, una cifra que supone un aumento porcentual del 1% con respecto a 2016. Mientras, se estima que la red viaria pública española asciende a más de 660.000 kilómetros.
Durante el pasado año, la mayoría de los accidentes con víctimas tuvo lugar en vías urbanas (63%), sin embargo, es en las vías interurbanas donde se contabiliza el mayor el número de fallecidos (72%). Por lo que respecta al número de heridos hospitalizados, se distribuyen en parecida proporción en vías interurbanas y vías urbanas.
González Aguilera también asegura que la investigación y la innovación tienen «luces y sombras». Reconoce que existen iniciativas que fomentan el emprendimiento y la generación de empresas tecnológicas y, por ende, el tejido I+D de Castilla y León, sin embargo, se deja de lado a los centros tecnológicos y las universidades.
Para González Aguilera, la sociedad sí que valora el talento y la innovación, sobre todo, los proyectos relacionados con la salud, pero para que los investigadores puedan tener «tranquilidad y sosiego», manifiesta que las administraciones tendrían que desarrollar planes «que no miren tanto a las empresas, sino a los centros tecnológicos y a las universidades, puesto que son los encargados de la investigación en sus primeras fases». «Sin ellos –prosigue– es muy difícil llegar a tener un producto». Por este motivo, sugiere que sería interesante poder financiar de alguna manera los proyectos que se quedan a las puertas, ya que así «todo ese esfuerzo no se perdería y generaríamos menos frustración en el seno de los centros tecnológicos y las universidades», puntualiza.